Conscientes de que la corrupción tiene un impacto humano incalculable, la Contraloría Gubernamental, bajo la dirección de Norma Angélica Pedraza Melo y el rector del Colegio de Tamaulipas, Marco Antonio Moreno Castellanos, intensifican los esfuerzos para combatir los antivalores en el servicio público y contribuir a la transformación de la sociedad.
En el marco de la Jornada de Ética y Prevención de la Corrupción, se contó con la participación de ponentes destacados, como Oscar Diego Bautista y Jaime Rodríguez Alba, del Centro de Investigación y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Este evento se enmarca dentro del programa de capacitación de 2023, titulado «La Ética Pública y los Valores del Servidor Público», el cual ha sido implementado por la Contraloría Gubernamental de Tamaulipas.
Los investigadores enfatizan que para iniciar una transformación efectiva y recuperar la confianza de los ciudadanos en las instituciones y sus representantes, es crucial abordar el conflicto de desconfianza que ha persistido en el país desde la época posrevolucionaria.
Oscar Diego Bautista explica: «Nuestro sistema político, surgido tras la Revolución, tiene vicios y deficiencias. Jorge Carpizo, en su libro ‘La Quinteta de la Muerte’, identifica la corrupción, la mentira, la impunidad y el dinero como rasgos distintivos del sistema político mexicano. A partir del año 2000, todos los partidos políticos han adoptado estos elementos en su funcionamiento, lo que ha llevado a que los ciudadanos desconfíen de ellos o incluso a que asuman prácticas corruptas en su vida cotidiana.»
Los costos de esta situación a nivel nacional son evidentes, dice Jaime Rodríguez Alba e incluyen una menor esperanza de vida, una mayor tasa de mortalidad infantil, un aumento en la emisión de gases de efecto invernadero, un acceso más limitado al agua potable, una menor persistencia en la educación secundaria y una tasa de homicidios más alta.
«A nivel internacional, desde la década de los noventa se ha comenzado a medir y abordar la corrupción de manera colaborativa. El enfoque principal debe ser el camino que la Contraloría Gubernamental está emprendiendo hoy: la creación de una cultura ética que involucre a los gobernantes, al sector privado y a la ciudadanía», explican.
Esto es fundamental, según los investigadores Oscar Diego Bautista y Jaime Rodríguez Alba, durante su participación en la Jornada de Ética y Prevención de la Corrupción.