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GUARDAR MESURA RESPECTO A LA ELECCIÓN EN EUA

Habrá que esperar para determinar cuántos de los republicanos en la Cámara de Representantes son trumpistas y cuántos moderados, a fin de conocer el poder que podría tener en términos legislativos el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Hay que guardar mesura con respecto a la elección; no es, ni será el fin del mundo, afirmó el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), Amando Basurto Salazar.

En la conferencia de prensa “El retorno de Trump”, en la que también participaron la investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), Paz Consuelo Márquez Padilla; y Jesús Gallegos Olvera, de la FCPyS, dijo:

El gobierno de nuestro país va a tener un espacio reducido de negociación y necesitará mayor capacidad de actuar ante las contingencias que se presenten.

Ningún gabinete está preparado para lidiar con la administración Trump, por lo errática que puede ser. Pero hay elementos rescatables de las tareas que el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, realizó como canciller, subrayó.

El universitario recalcó que el empresario regresa a la Casa Blanca con aproximadamente dos millones de votos menos de los que obtuvo en 2020, cuando perdió la carrera presidencial contra Joe Biden. Quiere decir que gana siendo electoralmente menos popular. “No hay que creer que posee un gran poder político; en realidad es moderado”.

Al hacer uso de la palabra, Paz Consuelo Márquez calificó como asombrosos los resultados del proceso del martes pasado en la Unión Americana.

Pero el “fenómeno Trump” no debe verse aisladamente, sino como parte de un proceso en el que los gobiernos populistas están adquiriendo cada vez más importancia: de derecha, en países como Polonia; y de izquierda, en América Latina.

Para Donald Trump México es un enemigo por los fenómenos del fentanilo y la migración. Y al ciudadano estadounidense le queda claro que quien tiene realmente el control de la frontera y de regresar a migrantes es él.

Además, hay que estar pendientes de quiénes van a formar su gabinete. “En los populismos se pone a gente leal, y no a la más capacitada”, advirtió Márquez Padilla, en la Sala de Conferencias “Mónica Verea”, del CISAN.

El mundo estuvo pendiente de las elecciones estadounidenses, porque pueden tener consecuencias para la democracia, no solo en EU sino en el orbe. “Trump es proteccionista y eso va a afectar a la mayoría de los países”, por ello el gobierno mexicano se debe dar cuenta de la oportunidad que representa el nearshoring o relocalización de empresas.

La académica recordó que en 1993, Estados Unidos exportaba 42 billones de dólares a México; en 2023 fueron 322 billones, mientras que la inversión directa se ubicó en más de 144 billones. La relación ha sido fuerte, con problemas, con costos y beneficios, sectores que ganan y otros que pierden, pero eso ha unido a ambas economías.

No será fácil para el gobierno de México; hay que recordar que Trump no utiliza las instituciones o las formas tradicionales de la diplomacia; es a nivel personal que establece o no buenas relaciones, recalcó.

A su vez, Jesús Gallegos dijo que el triunfo del republicano no es una buena o mala noticia, sino un hecho. “Observamos implicaciones, como el cuestionamiento sobre las instituciones y el valor que se le da al ejercicio democrático en los Estados Unidos, y otras más amplias que tienen que ver con la economía”, por ejemplo.

Los elementos estratégicos que tienen que acompañar al diagnóstico y a las implicaciones deben ser multiescalares, multidimensionales y multiespaciales, porque es ahí donde encontramos la complejidad, la diversidad y el dinamismo que ofrece ese hecho.

Lo positivo para México es entender que la interdependencia entre ambas naciones conlleva a diálogos y anticipa desde nuestro país condiciones para llevar a cabo una serie de estrategias encaminadas a los temas migratorio, de seguridad o comercial.

Lo negativo sería no tener esa comprensión y, frente a la actitud errática del magnate, tener la esperanza de que sea un aliado, porque no lo es. Él “ha demostrado que no somos amigos, sino socios comerciales con algunos intereses en común”.

Comprendernos en nuestras diferencias bajo el marco de una interdependencia asimétrica nos llevará a un escenario favorable; de otro modo, el panorama será adverso, opinó Gallegos Olvera.

Tenemos una frontera de más de tres mil kilómetros, compartimos tratados y acuerdos en diferentes materias, y del otro lado no solo estará el presidente Trump, sino empresarios, activistas, etcétera, que serán elementos de contrapeso, finalizó.

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