La senadora Laura Itzel Castillo Juárez encabezó el llamado de justicia que hicieron víctimas, luchadores sociales y académicos, a 34 años de la tragedia en Córdoba, Veracruz, ocasionada por diversas explosiones de la empresa ANAVERSA, cuyas emisiones tóxicas generaron graves daños y secuelas en las personas y el medio ambiente.
Durante el conversatorio realizado en el Senado titulado: “Caso ANAVERSA, Justicia de un crimen neoliberal”, la presidenta de la Comisión de Energía dijo que se darán pasos firmes al respecto a través de una iniciativa de ley para que el 3 de mayo sea considerado el Día Nacional de Prevención de los Desastres Químicos.
Además de que impulsará un punto de acuerdo para dar a conocer y reconocer que el 3 de mayo de 1991 en la ciudad de Córdoba, Veracruz, ocurrió el mayor desastre químico de la historia de nuestro país, cuando la empresa Agricultura Nacional de Veracruz S. A. (ANAVERSA), dedicada a la formulación de plaguicidas y almacenamiento de agroquímicos, liberó una gran cantidad de sustancias tóxicas, debido a un incendio seguido por explosiones.
También anunció que se impulsará la construcción de un Hospital General Regional y un Centro de Atención Oncológico en Córdoba.
Refirió que de acuerdo con estudios se liberaron dioxinas, furanos y otros compuestos altamente peligrosos para la salud y el medio ambiente. Los primeros afectados fueron los pobladores de la entidad, guarderías, cinco mil trabajadores de la planta y los bomberos que acudieron en primera instancia para atender la emergencia, sin equipo adecuado.
Laura Itzel Castillo mencionó que a pesar de que las personas afectadas fueron muchas, las autoridades de aquel entonces ocultaron lo sucedido y que Patricio Chirinos Calero, que estaba al frente de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, dio las autorizaciones para que la planta funcionara.
Mientras que Jesús Kumate Rodríguez, a cargo de la Secretaría de Salud, no informó lo que sucedía, y Mireille Roccatti, como titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, emitió recomendaciones que años más tarde dio por cumplidas, “sin que se hubiera apegado a la realidad o que apoyara a los afectados”, asentó la senadora.
Por eso, la legisladora de Morena reconoció a los luchadores sociales, que además de ser víctimas, han continuado con el trabajo para hacer justicia en este país y que se conozca lo que sucedió por este desastre químico.
El senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, también de Morena, manifestó que la interrogante es no nada más quién dio el permiso para la operación de la empresa, sino qué otras estaban involucradas; también se sumó a la celebración por la participación de la academia y de luchadores en la defensa de los derechos humanos para lograr justicia en el caso.
Rosalinda Huerta Rivadeneyra, de la Asociación de Asistencia a los afectados de ANAVERSA, compartió su experiencia en la lucha por la justicia ante la autoridad que desde el primer momento se puso del lado de la empresa, además de los intereses poderosos que han permitido que el caso permanezca en la impunidad.
El doctor Ramón Rocha-Manilla, de la Universidad Autónoma de Puebla y Universidad de la Salud presentó cifras, ante lo que es considerado como el tercer desastre ambiental por plaguicidas en el mundo y el primero en América Latina. No se cuenta con información clara de qué fue lo que se quemó, manifestó, ya que lo que se originó fue un coctel de agentes químicos jamás visto por lo que calcular las dimensiones ha sido difícil.
Indicó que en la entidad el cáncer aumentó en 22 por ciento, mientras que los abortos lo hicieron en 312 por ciento, las anemias en 50 por ciento, las insuficiencias renales en 28.5 por ciento, la cirrosis en 38 por ciento y los defectos al nacimiento al 41 por ciento, mientras que los síndromes de dificultad respiratoria en los niños se manifestaron en más de un 50 por ciento.
En tanto, Erica Hangman Aguilar, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, destacó la necesidad de avanzar en una regulación estricta en materia ambiental, sanitaria, química, para que no vuelva a ocurrir una tragedia como la sucedida en la época del neoliberalismo.