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UNA SEMANA COMPLEJA… por Miguel González Compean.

El flanco más frágil que tiene el gobierno es su política exterior. Errática, caprichosa, plagada de ideología a contrapelo de la modernización del mundo en derechos humanos, energías limpias y alineamiento con los intereses de México (que no de AMLO) con nuestro socio comercial más importante: los EEUU. Detrás del discurso de la soberanía al estilo la 4t, se justifican tropelías, injerencias y faltas a los cerca de 100 tratados internacionales que nuestro país ha firmado a lo largo de su historia moderna.

Pero el problema más serio, es el de la ignorancia y la falta de profesionalismo en la materia. La ignorancia, sin embargo, no proviene de no saber que dicen los tratados o no saber las mínimas formas de cortesía diplomática y las reglas para el trato entre mandatarios, países o profesionales de las relaciones internacionales, no. La ignorancia es estratégica y de visión.

Lo que el gobierno actual se niega a reconocer, es que los republicanos nunca han tenido una agenda “para” México. Puede incluso decirse que a México le va mejor con los republicanos, que con los demócratas y la razón es sencilla. Los demócratas si tienen una agenda para México. A los republicanos, como quedó claro con Trump, la agenda con nuestro país es circunstancial y bilateral en temas concretos: migración, subrayadamente y asuntos de seguridad de norteamérica. Drogas, comercio y energías limpias, por mencionar otros temas, quedan en el ámbito de las agencias, las ramas de gobierno y a los encuentros bilaterales establecidos por las partes para arreglar problemas concretos.

En cambio, para los demócratas si existe una agenda, no con México, sino para México. Los demócratas si tienen una agenda destinada a tratar de que nuestro país sea de una cierta forma y actúe de un cierto modo.

De tal suerte que cuando Biden dice que impulsara en el mundo entero energías limpias, le está diciendo a nuestro país que esa es una prioridad que debe seguir y que eso de andar brincándose el T-Mec, por razones de soberanía y con ello suspender o negar la inversión de canadienses y americanos en la producción de electricidad y otorgar preferencias a CFE, le parece inaceptable. Ya se han dicho de mil maneras, pero ha hecho oídos sordos y se sale por la tangente promoviendo inversiones para centro américa o promocionando sus propios proyectos de atención social.

Biden tampoco, va a aceptar que productores norteamericanos de donde provienen el 90% de nuestras importaciones de maíz amarillo que le dan de comer a nuestras vacas, gallinas y cerdos, dejen de exportarse a nuestro país (cerca de 12 mil toneladas de maíz al año) por una visión ideológica sobre la sobrevivencia del maíz blanco, que por cierto no está en peligro, y porque le hace daño al consumo humano.

La visión sobre la democracia es otro punto al que los demócratas le conceden importancia para nuestro país. Desde su punto de vista su patio trasero no puede ser otra cosa que un país democrata. No es extraño el señalamiento que le hicieron hace poco a Biden, senadores de su partido, sobre los intentos de modificar al INE.

En esta semana, los tres mandatarios de américa del norte tienen, según las agendas públicas, muchas horas de conversación por tener. No veo como el presidente podrá jugar al sordo durante todas ellas. Y vaya usted a saber cómo se pongan las conversaciones entre los equipos que cada uno tiene listos para abordar los temas de la agenda compleja que tenemos entre los tres países. Nada más, pero nada menos también.

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